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La Herencia del Abuelo Enfrenta

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LA HERENCIA DEL ABUELO ENFRENTA A LA FAMILIA

¡Cuántas veces en la vida deseamos tener el dinero necesario para materializar nuestros deseos o satisfacer nuestras necesidades y cuántas veces nos resulta difícil o imposible de conseguir!

Pero, para muchas personas, el dinero se convierte en un objeto de deseo, en un objetivo en la vida, en lugar de ser un medio que nos permite obtener lo que necesitamos.

Por eso, no es de extrañar que, cuando muere una persona y deja un patrimonio a repartir entre sus herederos, éste sea un momento en el que los enfrentamientos y crisis familiares son más probables e intensos.

Si muere un abuelo dejando diferentes cosas de valor que haya que repartir entre la viuda y sus hijos, puede haber un ambiente de aceptación de sus últimas voluntades, si las ha dejado escritas, o de lo que les corresponde según establezca la ley en cada caso. Pero también puede surgir una situación de discordia en el momento en el que alguno de los herederos considere que el reparto no es justo o no corresponde a sus expectativas o a sus deseos.

En esta última situación, que desgraciadamente es la más frecuente, es muy fácil que surjan enfrentamientos entre los hermanos, saliendo a la luz todas las vivencias previas en las que alguien ha considerado que se han producido tratos injustos o de preferencia por parte del padre hacia alguno de sus hijos en detrimento de los otros.

Esas cuentas pendientes, que podrían haber sido mitigadas por la presencia de su padre, salen ahora a la luz al considerar alguno de los hijos que el dinero o las propiedades que se puedan heredar podrían compensar en parte esos desagravios. Es lógico pensar que los conflictos pendientes no se van a resolver de esta manera, simplemente se intenta mitigar el dolor que se acumuló en el momento en el que se produjeron.

En este escenario de exigencias, puede que la viuda del fallecido se quede en una situación complicada si alguno de los hijos reclama la venta de la casa de la pareja para conseguir el dinero que considera que le corresponde. También puede salir mal parada si, al intentar moderar la situación con sus hijos, deja ver sus preferencias naturales o adquiridas por alguno de ellos, lo que levantará aún más las iras de los otros elevando la intensidad del conflicto.

Si hay una situación de enfrentamiento, se establecen rápidamente dos o más frentes de lucha y de reivindicación que hacen que otros miembros de la familia directa o política entren también, de forma inmediata o progresiva, en los enfrentamientos. Los nietos, por ejemplo, pueden ver peligrar la herencia que les tocaría en su momento, si su padre no reclama lo que creen que le corresponde e incluso pueden defender que no se haga un reparto injusto si eso les va a beneficiar en el futuro.

La viuda puede entrar en conflicto con su nuera y por lo tanto con su familia política, si considera que el extraño comportamiento de su hijo es achacable a las malas influencias de su mujer o a los intereses ocultos para acaparar los bienes de su marido o los suyos.


La herencia del abuelo paterno enfrenta a toda la familia

Los nietos pueden entrar en conflicto abierto con sus primos y tíos al tomar partido por su padre y con ello establecer una lucha de poder. Esto puede provocar frecuentemente que la familia se rompa de forma definitiva o duradera, incluso durante varias generaciones, si el patrimonio heredado es importante o da poder y relevancia al que lo hereda.

Así que, como vemos, las herencias de bienes materiales aportan una gran cantidad de motivos para que la familia entre en conflicto. De hecho, es una de las causas más importantes de alejamientos familiares, de disgustos, de odios o de conflictos enquistados que se viven de una forma muy visceral e intensa.

En estos momentos de dolor y tristeza por la pérdida de un ser querido, resulta impactante ver cómo los miembros de una familia que no han resuelto las situaciones conflictivas que se han ido originando a lo largo de la historia familiar, entran con enorme facilidad en grandes crisis de enfrentamiento entre ellos que acaban rompiendo la armonía familiar, si es que la había previamente, y abriendo heridas de muy difícil cura.

Tampoco es extraño comprobar cómo las personas implicadas en estas luchas pueden presentar problemas de salud o el agravamiento de enfermedades que ya tenían, asociados al estrés generado en los enfrentamientos.






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